La importancia de los amigos de infancia - Serie: La inteligencia emocional de mis hijos (Parte nueve)

Fotografía: «NiñosENpanajachel». Publicado bajo la licencia Creative Commons Attribution 2.5 vía Wikimedia Commons - http://commons.wikimedia.org/wiki/File:Ni%C3%B1osENpanajachel.jpg#mediaviewer/File:Ni%C3%B1osENpanajachel.jpg.

La formación de los rasgos emocionales que definirán la personalidad y muy seguramente el éxito social de nuestros hijos no solo se ven influenciados por la relación que nosotros como padres entablecemos con ellos en sus primeros años de infancia, su relación con otros niños y la capacidad que tengan para generar lazos afectivos y sociales que se traduzca en amistades también serán determinantes para su felicidad como adultos.

En que etapas se desarrolla la capacidad de generar estos lazos de amistad?

Los niños desarrollan su capacidad para generar lazos sociales de amistad mientras su propia percepción de ellos mismos como individuos crece y sus cualidades empáticas se desarrollan en ambientes donde sus pares se encuentran presentes.

Inicialmente, en las edades más tempranas, los niños establecen sus relaciones y “escogen” a sus amigos de manera egocéntrica, realmente no están estableciendo amistades porque encuentren valiosa la relación en sí, sino por razones puramente funcionales, de esta forma podemos encontrar que los chiquitines dicen que algún niño es su “mejor amigo”, pero la razón para esto es que ese niño es el más cercano en su entorno o porque tiene algún juguete o elemento que le resulta deseable.

Posteriormente, en edades más avanzadas, la reciprocidad va ganando importancia en las relaciones de los niños. El dar y recibir en una relación de amistad se convierte en algo relevante para decidir quién es la persona adecuada para generar lazos afectivos.

Finalmente, en la preadolescencia, los jóvenes establecen relaciones más allá del hecho social mismo, existe una relación empática en la cual entran en juego las emociones y la construcción de relaciones más profundas. Es en este punto donde se desarrollan más fuertemente las habilidades sociales duraderas, pues se genera un lazo de intimidad y si no se experimenta en estas edades es muy probable que las habilidades sociales durante la vida adulta se vean afectadas.

Cómo se puede ayudar a los hijos para establecer mejores amistades?

En las etapas tempranas, cuando los niños tienen aproximadamente dos años, es conveniente generar cualquier tipo de actividad que involucre a varios niños e incluir algún elemento de mediación en la relación social, como juguetes, que sirvan como “excusa” para la interacción entre los niños.

A medida que van creciendo y sus emocionalidad van madurando es importante que prestes sincera atención a lo que ellos tienen para decirle sobre su mundo social. Aliéntales a compartir sus experiencias con los amigos, pues esto es la base de la amistad.

Procura no expresarles juicios de valor sobre las opiniones que ellos se forman sobre sus amistades. Si son comentarios positivos sobre sus amigos no los aminores así a ti no te guste el niño del que habla. Si son comentarios negativos no refuerces estas opiniones. Tan solo muestra interés y escúchalos.

Es importante mantenerse al margen, sin dar opiniones directas, pues el niño está aprendiendo por si solo a lidiar con una serie de sentimientos que debe experimentar por cuenta propia y que le permitirán desarrollar habilidades para seleccionar sus amistades y generar lazos más fuertes y duraderos. Mientras si les dices que hacer y cómo actuar simplemente lo harán y se saltarán todas esas experiencias valiosas.

A medida que el tiempo pasa, hacia los cinco años, el interés de tus hijos por involucrarte directamente y contarte o confiarte cosas de su mundo emocional irá disminuyendo. Esto no quiere decir que no sea importante tu presencia para ellos, es simplemente que tu relación cambia de explicita a implícita. Es el momento de enseñarles con el ejemplo, ya sea con tu experiencia pasada o a través del actuar frente a tus propios amigos; podrías usar ayudas didácticas como juguetes o videos familiares, pero siempre sin interferir directamente.

Cuando crecen más y se aproximan a la pubertad se puede ser más directo con ellos. Es el momento indicado para generar valores y límites alrededor de la amistad y conocer su valor. Para este momento ya serán emocionalmente mucho más independientes y habrán desarrollado las habilidades necesarias para establecer sus amistades.